Cada vez es más frecuente ver a niños pequeños jugando con el móvil de mamá o papá mientras los padres hacen esta o aquella tarea. Lo importante es lo que se están perdiendo los niños por estar delante de la una pantalla. Y es que el móvil no es un juguete.
Los padres de ahora no somos como los de antes. Estamos más dedicados quizás a nuestros hijos, pero no sabemos cómo ejercer autoridad sobre ellos. Aquí damos algunas claves para poner en práctica a la hora de restablecer la autoridad sobre nuestros hijos. Siempre basándonos en el respeto y el cariño hacia ellos.
Cuesta aceptarlo, y mucho más cuesta reconocer en público que en casa tenemos un pequeño tirano. Nuestro niño, que hace nada era un bebé adorable se ha convertido en otra persona. Alguien con quien no sólo cuesta convivir, sino que nos hace sentir que hemos fracasado como padres.
Pocas cosas sacan más de quicio a los padres que las mentiras de sus hijos. Y que lo hagan cuando saben que les hemos pillado peor aún. Todos los padres queremos que los niños no mientan nunca, que digan siempre la verdad y que confíen en nosotros. Pero cuando esto no ocurre y aparecen las mentiras, lo primero que nos preguntamos es el porqué. Es difícil aceptar que nuestro hijo nos mienta, y buscamos los motivos que les pueden llevar a no contarnos la verdad.
Con el ritmo de vida que llevamos, las prisas en nuestro día a día, es complicado ver el exceso de estímulos y la falta de tiempo a la que están sometidos nuestros hijos. Os propongo cómo evitar la sobre-estimulación, volviendo a lo más simple.